17 Pero al primogénito de vaca, o de oveja, o de cabra, no lo
rescatarás: es sagrado. Derramarás su sangre sobre el altar y su
grasa la
harás arder como manjar abrasado de calmante aroma para Yahveh.
18 Su carne será para ti, así como el pecho del rito del mecimiento y la
pierna derecha.
19 Todo lo reservado de las cosas sagradas que los israelitas reservan
a Yahveh, te lo doy a ti y a tus hijos e hijas, por decreto perpetuo. Alianza
de sal es ésta, para siempre, delante de Yahveh, para ti y tu descendencia.»