3 Atenderán a tu ministerio y al de toda la Tienda. Pero que no se
acerquen ni a los objetos sagrados ni al altar, para que no muráis ni ellos ni
vosotros.
4 Serán tus ayudantes, desempeñarán el ministerio en la Tienda, y
ningún laico se acercará a vosotros.
5 Vosotros desempeñaréis el ministerio en el santuario y en el altar, y
así no vendrá de nuevo la Cólera sobre los israelitas.
6 Yo he elegido a vuestros hermanos los levitas, de entre los demás
israelitas. Son un don que os hago; son «donados» a Yahveh para prestar
servicio en la Tienda del Encuentro.
7 Pero tú y tus hijos os ocuparéis de vuestro sacerdocio en todo lo
referente al altar y a todo lo de detrás del velo y prestaréis vuestro servicio.
Como un servicio gratuito os doy vuestro sacerdocio. El laico que se
acerque morirá.»
8 Dijo Yahveh a Aarón: «Yo te doy el servicio de lo que se reserva
para mí. Todo lo consagrado por los israelitas te lo doy a ti y a tus hijos,
como porción tuya, por decreto perpetuo.
9 Esto es lo que será tuyo de las cosas sacratísimas, del manjar que se
abrasa: todas las ofrendas que me restituyan los israelitas, como oblación,
como sacrificio por el pecado, o como sacrificio de
reparación, son
sacratísimas: serán para ti y para tus hijos.
10 De las cosas sacratísimas os alimentaréis. Todo varón lo podrá
comer. Lo considerarás como sagrado.