8 Dijo Yahveh a Aarón: «Yo te doy el servicio de lo que se reserva
para mí. Todo lo consagrado por los israelitas te lo doy a ti y a tus hijos,
como porción tuya, por decreto perpetuo.
9 Esto es lo que será tuyo de las cosas sacratísimas, del manjar que se
abrasa: todas las ofrendas que me restituyan los israelitas, como oblación,
como sacrificio por el pecado, o como sacrificio de
reparación, son
sacratísimas: serán para ti y para tus hijos.
10 De las cosas sacratísimas os alimentaréis. Todo varón lo podrá
comer. Lo considerarás como sagrado.