5 ¿Por qué nos habéis subido de Egipto, para traernos a este lugar
pésimo: un lugar donde no hay sembrado, ni higuera, ni viña, ni ganado, y
donde no hay ni agua para beber?»
6 Moisés y Aarón dejaron la asamblea, se fueron a la entrada de la
Tienda del Encuentro, y cayeron rostro en tierra. Y se les apareció la gloria
de Yahveh.
7 Yahveh habló con Moisés y le dijo:
8 «Toma la vara y reúne a la comunidad, tú con tu hermano Aarón.
Hablad luego a la peña en presencia de ellos, y ella dará sus aguas. Harás
brotar para ellos agua de la peña, y darás de beber a la comunidad y a sus
ganados.»
9 Tomó Moisés la vara de la presencia de Yahveh como se lo había
mandado.
10 Convocaron Moisés y Aarón la asamblea ante la peña y él les dijo:
«Escuchadme, rebeldes. ¿Haremos brotar de esta peña agua para vosotros?»
11 Y Moisés alzó la mano y golpeó la peña con su vara dos veces. El
agua brotó en abundancia, y bebió la comunidad y su ganado.
12 Dijo Yahveh a Moisés y Aarón: «Por no haber confiado en mí,
honrándome ante los israelitas, os aseguro que no guiaréis a esta asamblea
hasta la tierra que les he dado.»
13 Estas son las aguas de Meribá, donde protestaron los israelitas
contra Yahveh, y con las que él manifestó su santidad.
14 Envió Moisés mensajeros desde Cadés: «Al rey de Edom. Así dice
tu hermano Israel: Ya sabes por qué gran calamidad hemos pasado.
15 Nuestros padres bajaron a Egipto y nos quedamos en Egipto mucho
tiempo. Pero los egipcios nos trataron mal, a nosotros igual que a nuestros
padres.
16 Clamamos entonces a Yahveh, y escuchó nuestra voz: envió un
ángel, y nos sacó de Egipto. Ahora estamos en Cadés, ciudad fronteriza de
tu territorio.
17 Déjanos, por favor, pasar por tu tierra. No cruzaremos por campo
ni por viñedo, ni beberemos agua de pozo. Seguiremos el camino real, sin
torcer ni a la derecha ni a la izquierda hasta que crucemos tus fronteras.»