...la Biblia de Jerusalén
Números 23, 18-30
18 El entonó su trova diciendo: «Levántate, Balaq, y escucha,
prestame oídos, hijo de Sippor.
19 No es Dios un hombre, para mentir, ni hijo de hombre, para
volverse atrás. ¿Es que él dice y no hace, habla y no lo mantiene?
20 He aquí que me ha tocado bendecir; bendeciré y no me retractaré.
21 No he divisado maldad en Jacob, ni he descubierto infortunio en
Israel. Yahveh su Dios está con él, y en él se oye proclamar a un rey.
22 Dios le hace salir de Egipto, como cuernos de búfalo es para él.
23 No hay presagio contra Jacob, ni sortilegio contra Israel. Según se
le está diciendo a Jacob y a Israel: «¿Qué hace tu Dios?»,
24 he aquí que un pueblo se levanta como leona, se yergue como león:
no se acostará hasta devorar la presa y beber la sangre de sus víctimas.»
25 Balaq dijo a Balaam: «Ya que no le maldices, por lo menos no le
bendigas.»
26 Respondió Balaam y dijo a Balaq: «¿No te he dicho que hago todo
lo que me dice Yahveh?»
27 Dijo Balaq a Balaam: «Ven, por favor, que te lleve a otro sitio, a
ver si le place a Dios que me lo maldigas desde allí.»
28 Llevó Balaq a Balaam a la cumbre del Peor, que domina la parte
del desierto.
29 Dijo Balaam a Balaq: «Constrúyeme aquí siete altares y prepárame
aquí siete novillos y siete carneros.»
30 Balaq hizo lo que le había dicho Balaam, y ofreció en holocausto
un novillo y un carnero en cada altar.