28 porque aquél debía permanecer en la ciudad de asilo hasta la
muerte del Sumo Sacerdote. Cuando muera el Sumo Sacerdote, el homicida
podrá volver a la tierra de su propiedad.
29 Esto será norma de derecho para vosotros y para vuestros
descendientes, dondequiera que habitéis.
30 En cualquier caso de homicidio, se matará al homicida según la
declaración de los testigos; pero un solo testigo no bastará para condenar a
muerte a un hombre.
31 No aceptaréis rescate por la vida de un homicida reo de muerte,
pues debe morir.