2 «Yahveh mandó a mi Señor que diera la tierra en herencia, por
suertes, a los israelitas, y mi Señor recibió orden de Yahveh de
dar la
herencia de Selofjad, nuestro hermano, a sus hijas.
3 Si resulta que se casan con alguno de otra tribu israelita, será
arrancada su parte de la herencia de nuestras familias. Aumentará entonces
la herencia de la tribu a la que vayan a pertenecer, y se reducirá la herencia
que nos tocó en suerte.
4 Y cuando llegue el jubileo para los israelitas, se añadirá la herencia
de ellas a la herencia de la tribu a la que vayan a pertenecer y se restará su
herencia de la herencia de la tribu de nuestros padres.»
5 Moisés, según la orden de Yahveh, mandó lo siguiente a los
israelitas: «Dice bien la tribu de los hijos de José.
6 Esto es lo que Yahveh ordenó acerca de las hijas de Selofjad:
Tomarán por esposos a los que bien les parezca, con tal que se casen dentro
de los clanes de la tribu de su padre.
7 La herencia de los israelitas no podrá pasar de una tribu a otra, sino
que los israelitas estarán vinculados cada uno a la herencia de la tribu de
sus padres.
8 Y toda hija que posea una herencia en una de las tribus de los
israelitas se casará con uno de un clan de la tribu de su padre para que cada
uno de los israelitas posea la herencia de sus padres.
9 No podrá pasar una herencia de una tribu a otra. Cada una de las
tribus de los israelitas quedará vinculada a su heredad.»
10 Tal como había mandado Yahveh a Moisés, así hicieron las hijas
de Selofjad.
11 Majlá, Tirsá, Joglá, Milká y Noá, las hijas de Selofjad, se casaron
con los hijos de sus tíos paternos.