4 En el seno materno suplantó a su hermano, y de mayor luchó con
Dios.
5 Luchó con el ángel y le pudo, lloró y le imploró gracia. En Betel le
encontró y allí habló con nosotros.
6 Sí, Yahveh Dios Sebaot, Yahveh es su renombre.
7 Y tú volverás, gracias a tu Dios: observa amor y derecho, y espera
en tu Dios siempre.
8 Canaán tiene en su mano balanzas tramposas, es amigo de explotar.
9 Y Efraím dice: «Sí, me he enriquecido, me ha fraguado una
fortuna.» ¡Ninguna de sus ganancias se hallará, por el pecado de que se ha
hecho culpable!
10 Yo soy Yahveh, tu Dios, desde el país de Egipto: aún te haré morar
en tiendas como en los días del Encuentro;
11 hablaré a los profetas, multiplicaré las visiones, y por medio de los
profetas hablaré en parábolas.
12 Si Galaad es iniquidad, ellos no son más que mentira. En Guilgal
sacrifican toros; por eso sus altares serán como escombros sobre los surcos
de los campos.