11 Por eso volveré a tomar mi trigo a su tiempo y mi mosto a su
estación, retiraré mi lana y mi lino que habían de cubrir su desnudez.
12 Y ahora descubriré su vergüenza a los ojos de sus amantes, y nadie
la librará de mi mano.
13 Haré cesar todo su regocijo, sus fiestas, sus novilunios, sus
sábados, y todas sus solemnidades.
14 Arrasaré su viñedo y su higuera, de los que decía: «Ellos son mi
salario, que me han dado mis amantes»; en matorral los convertiré, y
la
bestia del campo los devorará.
15 La visitaré por los días de los Baales, cuando les quemaba incienso,
cuando se adornaba con su anillo y su collar y se iba detrás de sus amantes,
olvidándose de mí, - oráculo de Yahveh.
16 Por eso yo voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a
su
corazón.
17 Allí le daré sus viñas, el valle de Akor lo haré puerta de esperanza;
y ella responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que
subía del país de Egipto.
18 Y sucederá aquel día - oráculo de Yahveh - que ella me llamará:
«Marido mío», y no me llamará más: «Baal mío.»
19 Yo quitaré de su boca los nombres de los Baales, y no se mentarán
más por su nombre.
20 Haré en su favor un pacto el día aquel con la bestia del campo, con
el ave del cielo, con el reptil del suelo; arco, espada y guerra los quebraré
lejos de esta tierra, y haré que ellos reposen en seguro.