5 En pleno día tropezarás tú, también el profeta tropezará contigo en la
noche, y yo haré perecer a tu madre.
6 Perece mi pueblo por falta de conocimiento. Ya que tú
has
rechazado el conocimiento, yo te rechazaré de mi sacerdocio; ya que tú has
olvidado la Ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
7 Todos, cuantos son, han pecado contra mí, han cambiado su Gloria
por la Ignominia.
8 Del pecado de mi pueblo comen y hacia su culpa llevan su avidez.
9 Mas será del sacerdote lo que sea del pueblo: yo le visitaré por su
conducta y sus obras le devolveré.
10 Comerán, pero no se saciarán, se prostituirán, pero no proliferarán,
porque han abandonado a Yahveh para dedicarse
11 a la prostitución. El vino y el mosto arrebatan el seso.
12 Mi pueblo consulta a su madero, y su palo le adoctrina, porque un
espíritu de prostitución le extravía, y se prostituyen sacudiéndose de
su
Dios.
13 En las cimas de los montes sacrifican, en las colinas queman
incienso, bajo la encina, el chopo o el terebinto, ¡porque es buena
su
sombra! Por eso, si se prostituyen vuestras hijas y vuestras nueras cometen
adulterio,
14 no visitaré yo a vuestras hijas porque se prostituyan ni a vuestras
nueras porque cometan adulterio, pues que ellos también se retiran con esas
prostitutas y sacrifican con las consagradas a la prostitución; ¡y el pueblo,
insensato, se pierde!
15 Si tú, Israel, te prostituyes, que no se haga culpable Judá. ¡No
vayáis a Guilgal, No subáis a Bet-Aven, no juréis «por vida de Yahveh»!
16 Ya que Israel se ha embravecido cual vaca brava, ¿los va a
apacentar ahora Yahveh como a un cordero en ancho prado?