8 Vigila a Efraím, con mi Dios, el profeta: lazos se le tienden en todos
sus caminos, hostilidad en la Casa de su Dios.
9 Han llegado al fondo de la corrupción, como en los días de Guibeá;
él recordará sus culpas y visitará sus pecados.
10 Como uvas en desierto encontré yo a Israel, como breva de higuera
en sus primicias vi a vuestros padres. Pero al llegar ellos a Baal
Peor se
consagraron a la Infamia, y se hicieron abominables como el objeto de su
amor.
11 A Efraím, como un pájaro, se le vuela su gloria, desde
el
nacimiento, desde el seno, desde la concepción.