...la Biblia de Jerusalén
Proverbios 18, 2-23
2 El necio no halla gusto en la prudencia, sino en manifestar su
corazón.
3 Cuando llega la maldad, también llega el desprecio; y con la afrenta
viene la ignominia.
4 Las palabras en la boca del hombre son aguas profundas: torrente
desbordado, fuente de sabiduría.
5 No es bueno tener miramientos con el malo, para quitar, en el juicio,
la razón al justo.
6 Los labios del necio se meten en el proceso, y su boca llama a los
golpes.
7 La boca del necio es su ruina, y sus labios una trampa para su vida.
8 Las palabras del delator son golosinas, que bajan hasta el fondo de
las entrañas.
9 El que es perezoso en el trabajo, es hermano del que destruye.
10 El nombre de Yahveh es torre fuerte, a ella corre el justo y no es
alcanzado.
11 La fortuna del rico es su plaza fuerte; como muralla inexpugnable,
en su opinión.
12 El corazón humano se engríe antes de la ruina, y delante de la
gloria va la humildad.
13 Si uno responde antes de escuchar eso es para él necedad y
confusión.
14 El ánimo del hombre lo sostiene en su enfermedad; pero perdido el
ánimo, ¿quién lo levantará?
15 Corazón inteligente adquiere ciencia, el oído de los sabios busca la
ciencia.
16 El regalo de un hombre todo se lo allana, y le lleva hasta la
presencia de los grandes.
17 Parece justo el primero que pleitea; mas llega su contendiente y lo
pone al descubierto.
18 Las suertes ponen fin a los litigios y deciden entre los poderosos.
19 Un hermano ofendido es peor que una plaza fuerte, y las querellas
son como cerrojos de ciudadela.
20 Con el fruto de la boca sacia el hombre su vientre, con los frutos de
sus labios se sacia.
21 Muerte y vida están en poder de la lengua, el que la ama comerá su
fruto.
22 Quien halló mujer, halló cosa buena, y alcanzó favor de Yahveh.
23 El pobre habla suplicando, pero el rico responde con dureza.