...la Biblia de Jerusalén
Proverbios 20, 2-16
2 Como rugido de león la indignación del rey, el que la excita, se daña
a sí mismo.
3 Es gloria para el hombre apartarse de litigios, pero todo necio se sale
de sí.
4 A partir del otoño, el perezoso no trabaja, en la cosecha busca, pero
no hay nada.
5 El consejo en el corazón del hombre es agua profunda, el hombre
inteligente sabrá sacarla.
6 Muchos hombres se dicen piadosos; pero un hombre fiel, ¿quién lo
encontrará?
7 El justo camina en la integridad; ¡dichosos sus hijos después de él!
8 Un rey sentado en el tribunal disipa con sus ojos todo mal.
9 ¿Quién puede decir: «Purifiqué mi corazón, estoy limpio de mi
pecado?»
10 Dos pesos y dos medidas, ambas cosas aborrece Yahveh.
11 Incluso en sus acciones da el muchacho a conocer si sus obras
serán puras y rectas.
12 El oído que oye y el ojo que ve; ambas cosas las hizo Yahveh.
13 No ames el sueño, para no hacerte pobre; ten abiertos los ojos y te
hartarás de pan.
14 «¡Malo, malo!» dice el comprador, pero al marchar se felicita.
15 Hay oro y numerosas perlas, pero los labios instruidos son la cosa
más preciosa.
16 Tómale su vestido, pues salió fiador de otro; tómale prenda por los
extraños.