...la Biblia de Jerusalén
Proverbios 21, 11-26
11 Cuando se castiga al arrogante, el simple se hace sabio; cuando se
instruye al sabio, adquiere ciencia.
12 El Justo observa la casa del malvado, y arroja a los malvados a la
desgracia.
13 Quien cierra los oídos a las súplicas del débil clamará también él y
no hallará respuesta.
14 Regalo a escondidas, aplaca la cólera, y obsequio oculto, la ira
violenta.
15 Alegría para el justo es el cumplimiento de la justicia, pero horror
para los que hacen el mal.
16 El hombre que se aparta del camino de la prudencia reposará en la
asamblea de las sombras.
17 Se arruina el hombre que ama el placer, no será rico el aficionado a
banquetes.
18 Rescate del justo es el malo, y en lugar de los rectos, el traidor.
19 Mejor es habitar en el desierto que con mujer litigiosa y triste.
20 Tesoro precioso y aceite en la casa del sabio, pero el hombre necio
los devora.
21 Quien va tras la justicia y el amor hallará vida, justicia y honor.
22 El sabio escala la ciudad de los fuertes, y derriba la fortaleza en que
confiaban.
23 El que guarda su boca y su lengua, guarda su alma de la angustia.
24 Al insolente y altivo se le llama: «arrogante»; actúa en el exceso de
su insolencia.
25 El deseo del perezoso le lleva a la muerte, porque sus manos
rehúsan el trabajo.
26 Todo el día está el malo codicioso; pero el justo da sin rehusar
jamás.