...la Biblia de Jerusalén
Proverbios 29, 7-24
7 El justo conoce la causa de los débiles, el malo no tiene inteligencia
para conocerla.
8 Los arrogantes turban la ciudad, los sabios alejan la cólera.
9 Cuando el sabio tiene un pleito con el necio, ya se exaspere o se ría,
no logrará sosiego.
10 Los hombres sanguinarios odian al intachable, los rectos van en
busca de su persona.
11 El necio da salida a toda su pasión; el sabio la reprime y apacigua.
12 Si un jefe hace caso de las palabras mentirosas, todos
sus
servidores serán malos.
13 El pobre y el opresor se encuentran, Yahveh da la luz a los ojos de
ambos.
14 El rey que juzga con verdad a los débiles, asegura su trono para
siempre.
15 Vara y reprensión dan sabiduría, muchacho dejado a sí mismo,
avergüenza a su madre.
16 Cuando se multiplican los malos, se multiplican los delitos, pero
los justos contemplarán su caída.
17 Corrige a tu hijo y te dejará tranquilo; y hará las delicias de
tu
alma.
18 Cuando no hay visiones, el pueblo se relaja, pero el que guarda la
ley es dichoso.
19 No se corrige a un siervo con palabras, porque aunque las entienda,
no las cumple.
20 ¿Has visto un hombre dispuesto siempre a hablar? más se puede
esperar de un necio que de él.
21 Si se mima a un esclavo desde niño, al final será un ingrato.
22 El hombre violento provoca querellas, el hombre airado multiplica
los delitos.
23 El orgullo del pobre lo humillará; el humilde de espíritu obtendrá
honores.
24 El que reparte con ladrón se odia a sí mismo, oye la imprecación,
pero no revela nada.