Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Proverbios 5, 2-19

2 para que guardes tú la reflexión y tus labios conserven la ciencia. No
hagas caso de la mujer perversa,

3 pues miel destilan los labios de la extraña, su paladar es más suave
que el aceite;

4 pero al fin es amarga como el ajenjo, mordaz como espada de dos

filos.

5 Sus pies descienden a la muerte, sus pasos se dirigen al seol.


6 Por no seguir la senda de la vida, se desvía por sus vericuetos sin
saberlo.

7 Así pues, hijo mío, escúchame, no te apartes de los dichos de mi

boca:

8 aleja de ella tu camino, no te acerques a la puerta de su casa;

9 no sea que ella dé tu honor a otro y tus años a un hombre cruel;

10 no se harten de tus bienes los extraños, ni paren tus fatigas en casa

del extranjero;

11 no sea que gimas a la postre cuando tu cuerpo y tu carne se
consuman,

12 y digas: «Ay de mí, que he odiado la instrucción, mi corazón ha
despreciado los reproches,

13 no he escuchado la voz de mis maestros ni he prestado oídos a los
que me instruían.

14 A punto he estado de cualquier desgracia, en medio de la asamblea
y la comunidad.»

15 Bebe el agua de tu cisterna, la que brota de tu pozo.

16 ¿Se van a desbordar por fuera tus arroyos, las corrientes de agua
por las plazas?

17 Que sean para ti solo, no para que las beban contigo los extraños.
18 - Sea tu fuente bendita. Gózate en la mujer de tu mocedad,

19 cierva amable, graciosa gacela: embriáguente en todo tiempo sus
amores, su amor te apasione para siempre.