Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Romanos 11, 2-23

2 Dios no ha rechazado a su pueblo, en quien de antemano puso sus
ojos. ¿O es que ignoráis lo que dice la Escritura acerca de Elías, cómo se
queja ante Dios contra Israel?

3 ¡Señor!, = han dado muerte a tus profetas; han derribado tus altares;
y he quedado yo solo y acechan contra mi vida. =

4 Y ¿qué le responde el oráculo divino? = Me he reservado 7.000
hombres que no han doblado la rodilla ante Baal. =

5 Pues bien, del mismo modo, también en el tiempo presente subsiste
un resto elegido por gracia.

6 Y, si es por gracia, ya no lo es por las obras; de otro modo, la gracia
no sería ya gracia.

7 Entonces, ¿qué? Que Israel no consiguió lo que buscaba; mientras lo
consiguieron los elegidos. Los demás se endurecieron,

8 como dice la Escritura: = Dióles Dios un espíritu de embotamiento:
ojos para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy. =

9 David también dice: = Conviértase su mesa en trampa = y lazo, = en
piedra de tropiezo y justo pago, =

10 = oscurézcanse sus ojos para no ver; agobia sus espaldas sin cesar.

=

11 Y pregunto yo: ¿Es que han tropezado para quedar caídos? ¡De

ningún modo! Sino que su caída ha traído la salvación a los gentiles, para
llenarlos de celos.

12 Y, si su caída ha sido una riqueza para el mundo, y su mengua,
riqueza para los gentiles ¡qué no será su plenitud!

13 Os digo, pues, a vosotros, los gentiles: Por ser yo verdaderamente
apóstol de los gentiles, hago honor a mi ministerio,

14 pero es con la esperanza de despertar celos en los de mi raza y
salvar a alguno de ellos.

15 Porque si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿qué
será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos?

16 Y si las primicias son santas, también la masa; y si la raíz es santa
también las ramas.

17 Que si algunas ramas fueron desgajadas, mientras tú - olivo
silvestre - fuiste injertado entre ellas, hecho participe con ellas de la raíz
y
de la savia del olivo,

18 no te engrías contra las ramas. Y si te engríes, sábete que no eres tú
quien sostiene la raíz, sino la raíz que te sostiene.


19 Pero dirás: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera
injertado.

20 ¡Muy bien! Por su incredulidad fueron desgajadas, mientras tú, por
la fe te mantienes. ¡No te engrías!; más bien, teme.

21 Que si Dios no perdonó a las ramas naturales, no sea que tampoco
a ti te perdone.

22 Así pues, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad
con los que cayeron, bondad contigo, si es que te mantienes en la bondad;
que si no, también tú serás desgajado.

23 En cuanto a ellos, si no se obstinan en la incredulidad, serán
injertados; que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo.