5 Este da preferencia a un día sobre todo; aquél los considera todos
iguales. ¡Aténgase cada cual a su conciencia!
6 El que se preocupa por los días, lo hace por el Señor; el que come, lo
hace por el Señor, pues da gracias a Dios: y el que no come, lo hace por el
Señor, y da gracias a Dios.
7 Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo; como tampoco
muere nadie para sí mismo.
8 Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor
morimos. Así que, ya vivamos ya muramos, del Señor somos.
9 Porque Cristo murió y volvió a la vida para eso, para ser Señor de
muertos y vivos.
10 Pero tú ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú ¿por qué desprecias a
tu hermano? En efecto, todos hemos de comparecer ante el tribunal
de
Dios,
11 pues dice la Escritura: = ¡Por mi vida!, = dice el Señor, = que toda
rodilla se doblará ante mí, y toda lengua bendecirá a Dios. =
12 Así pues, cada uno de vosotros dará cuenta de sí mismo a Dios.
13 Dejemos, por tanto, de juzgarnos los unos a los otros: juzgad más
bien que no se debe poner tropiezo o escándalo al hermano. -