1 Nosotros, los fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los
débiles y no buscar nuestro propio agrado.
2 Que cada uno de nosotros trate de agradar a su prójimo para el bien,
buscando su edificación;
3 pues tampoco Cristo buscó su propio agrado, antes bien, como dice
la Escritura: = Los ultrajes de los que te ultrajaron cayeron sobre mi. =
4 En efecto todo cuanto fue escrito en el pasado, se escribió para
enseñanza nuestra, para que con la paciencia y el consuelo que dan
las
Escrituras mantengamos la esperanza.
5 Y el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos
para con los otros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús,
6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo.
7 Por tanto, acogeos mutuamente como os acogió Cristo para gloria de
Dios.
8 Pues afirmo que Cristo se puso al servicio de los circuncisos a favor
de la veracidad de Dios, para dar cumplimiento a las promesas hechas a los
patriarcas,