1 Por eso, no tienes excusa quienquiera que seas, tú que juzgas, pues
juzgando a otros, a ti mismo te condenas, ya que obras esas mismas cosas tú
que juzgas,
2 y sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que
obran semejantes cosas.
3 Y ¿te figuras, tú que juzgas a los que cometen tales cosas y las
cometes tú mismo, que escaparás al juicio de Dios?
4 O ¿desprecias, tal vez, sus riquezas de bondad, de paciencia y de
longanimidad, sin reconocer que esa bondad de Dios te impulsa a la
conversión?