9 sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no
muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él.
10 Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su
vida, es un vivir para Dios.
11 Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos
para Dios en Cristo Jesús.
12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que
obedezcáis a sus apetencias.
13 Ni hagáis ya de vuestros miembros armas de injusticia al servicio
del pecado; sino más bien ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos
retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al
servicio de Dios.
14 Pues el pecado no dominará ya sobre vosotros, ya que no estáis
bajo la ley sino bajo la gracia.