4 Así pues, hermanos míos, también vosotros quedasteis muertos
respecto de la ley por el cuerpo de Cristo, para pertenecer a otro: a aquel
que fue resucitado de entre los muertos, a fin de que fructificáramos para
Dios.
5 Porque, cuando estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas,
excitadas por la ley, obraban en nuestros miembros, a fin
de que
produjéramos frutos de muerte.