Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Romanos 8, 16-20

16 El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de
que somos hijos de Dios.

17 Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de
Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados.

18 Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son
comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros.

19 Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación
de los hijos de Dios.

20 La creación, en efecto, fue sometida a la vanidad, no
espontáneamente, sino por aquel que la sometió, en la esperanza