24 Porque nuestra salvación es en esperanza; y una esperanza que se
ve, no es esperanza, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve?
25 Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia.
26 Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza.
Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables,
27 y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del
Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios.
28 Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para
bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su
designio.
29 Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a
reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito
entre
muchos hermanos;