12 Ahora bien: es verdad que tengo derecho de rescate, pero hay un
pariente más cercano que yo con derecho de rescate.
13 Pasa aquí esta noche, y mañana, si él quiere ejercer su derecho, que
lo ejerza; y si no quiere, yo te rescataré, ¡vive Yahveh! Acuéstate hasta el
amanecer.»
14 Se acostó ella a sus pies hasta la madrugada; se levantó él a la hora
en que todavía un hombre no puede reconocer a otro, pues se decía: «Que
no se sepa que la mujer ha venido a la era.»
15 El dijo: «Trae el manto que tienes encima y sujeta bien.» Sujetó
ella, y él midió seis medidas de cebada y se las puso a cuestas, y él entró en
la ciudad.
16 Volvió ella donde su suegra que le dijo: «¿Cómo te ha ido, hija
mía?» Y le contó cuanto el hombre había hecho por ella,