7 Antes en Israel, en caso de rescate o de cambio, para dar fuerza al
contrato, había la costumbre de quitarse uno la sandalia y dársela al otro.
Esta era la manera de testificar en Israel.
8 El que tenía el derecho de rescate dijo a Booz: «Adquiérela para ti.»
Y se quitó la sandalia.
9 Entonces dijo Booz a los ancianos y a todo el pueblo: «Testigos sois
vosotros hoy de que adquiero todo lo de Elimélek y todo lo de
Kilyón y
Majlón de manos de Noemí
10 y de que adquiero también a Rut la moabita, la que fue mujer de
Kilyón, para que sea mi mujer a fin de perpetuar el nombre del difunto en
su heredad y que el nombre del difunto no sea borrado entre sus hermanos y
en la puerta de su localidad. Vosotros sois hoy testigos.»
11 Toda la gente que estaba en la puerta y los ancianos respondieron:
«Somos testigos. Haga Yahveh que la mujer que entra en tu casa sea como
Raquel y como Lía, las dos que edificaron la casa de Israel. Hazte poderoso
en Efratá y sé famoso en Belén.
12 Sea tu casa como la casa de Peres, el que Tamar dio a Judá, gracias
a la descendencia que Yahveh te conceda por esta joven.»
13 Booz tomó a Rut, y ella fue su mujer; se unió a ella, y Yahveh hizo
que concibiera, y dio a luz un niño.
14 Las mujeres dijeron a Noemí: «Bendito sea Yahveh que no ha
permitido que te falte hoy uno que te rescate para perpetuar su nombre en
Israel.
15 Será el consuelo de tu alma y el apoyo de tu ancianidad, porque lo
ha dado a luz tu nuera que te quiere y es para ti mejor que siete hijos.»
16 Tomó Noemí al niño y le puso en su seno y se encargó de criarlo.
17 Las vecinas le pusieron un nombre diciendo: «Le ha nacido un hijo
a Noemí» y le llamaron Obed. Es el padre de Jesé, padre de David.