10 sino que les concedías, con un castigo gradual, una ocasión de
arrepentirse; aun sabiendo que era su natural perverso, su malicia innata, y
que jamás cambiaría su manera de pensar
11 por ser desde el comienzo una raza maldita. Tampoco por temor a
nadie concedías la impunidad a sus pecados.
12 Pues ¿quién podría decirte: «¿Qué has hecho?» ¿Quién se
opondría a tu sentencia? ¿Quién te citaría a juicio por destruir naciones por
ti creadas? ¿Quién se alzaría contra ti como vengador de hombres inicuos?
13 Pues fuera de ti no hay un Dios que de todas las cosas cuide,
a
quien tengas que dar cuenta de la justicia de tus juicios;