Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Sabiduría 13, 1-11

1 Sí, vanos por naturaleza todos los hombres en quienes había
ignorancia de Dios y no fueron capaces de conocer por las cosas buenas que
se ven a Aquél que es, ni, atendiendo a las obras, reconocieron al Artífice;


2 sino que al fuego, al viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada, al
agua impetuosa o a las lumbreras del cielo los consideraron como
dioses,
señores del mundo.

3 Que si, cautivados por su belleza, los tomaron por dioses, sepan
cuánto les aventaja el Señor de éstos, pues fue el Autor mismo de la belleza
quien los creó.

4 Y si fue su poder y eficiencia lo que les dejó sobrecogidos,
deduzcan de ahí cuánto más poderoso es Aquel que los hizo;

5 pues de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por
analogía, a contemplar a su Autor.

6 Con todo, no merecen éstos tan grave reprensión, pues tal vez
caminan desorientados buscando a Dios y queriéndole hallar.

7 Como viven entre sus obras, se esfuerzan por conocerlas, y se dejan
seducir por lo que ven. ¡Tan bellas se presentan a los ojos!

8 Pero, por otra parte, tampoco son éstos excusables;

9 pues si llegaron a adquirir tanta ciencia que les capacitó para
indagar el mundo, ¿cómo no llegaron primero a descubrir a su Señor?

10 Desgraciados, en cambio, y con la esperanza puesta en seres sin
vida, los que llamaron dioses a obras hechas por mano de hombre, al oro, a
la plata, trabajados con arte, a representaciones de animales o a una piedra
inútil, esculpida por mano antigua.

11 Un leñador abate con la sierra un árbol conveniente, lo despoja
diestramente de toda su corteza, lo trabaja con habilidad y fabrica un objeto
útil a las necesidades de la vida.