16 Luego, la impía costumbre, afianzada con el tiempo, se acata
como ley.
17 También por decretos de los soberanos recibían culto las estatuas.
Unos hombres que, por vivir apartados, no les podían honrar en
persona,
representaron su lejana figura encargando una imagen, reflejo del rey
venerado; así lisonjearían con su celo al ausente como si presente se hallara.
18 A extender este culto contribuyó la ambición del artista y arrastró
incluso a quienes nada del rey sabían;