3 y es tu Providencia, Padre, quien la guía, pues también en el mar
abriste un camino, una ruta segura a través de las olas,
4 mostrando así que de todo peligro puedes salvar para que hasta el
inexperto pueda embarcarse.
5 No quieres que queden inactivas las obras de tu Sabiduría; por eso,
a un minúsculo leño fían los hombres su vida, cruzan el oleaje en
una
barquichuela y arriban salvos a puerto.