12 Todos a la vez contaban con muertos innumerables abatidos por
un mismo género de muerte. Los vivos no se bastaban a darles
sepultura,
como que, de un solo golpe, había caído la flor de su descendencia.
13 Mantenidos en absoluta incredulidad por los artificios de la magia,
acabaron por confesar, ante la muerte de sus primogénitos, que aquel
pueblo era hijo de Dios.