15 tu Palabra omnipotente, cual implacable guerrero, saltó del cielo,
desde el trono real, en medio de una tierra condenada al exterminio.
Empuñando como afilada espada tu decreto irrevocable,
16 se detuvo y sembró la muerte por doquier; y tocaba el cielo
mientras pisaba la tierra.
17 Entonces, de repente, sueños y horribles visiones les sobresaltaron,
les sobrevinieron terrores imprevistos.
18 Aquí y allá tendidos, ya moribundos, daban a conocer la causa de
su muerte,
19 pues los sueños que les habían pertubado, se lo habían indicado a
tiempo para que no muriesen sin saber la razón de su desgracia.