1 Porque se dicen discurriendo desacertadamente: «Corta es y triste
nuestra vida; no hay remedio en la muerte del hombre ni se sabe de nadie
que haya vuelto del Hades.
2 Por azar llegamos a la existencia y luego seremos como si nunca
hubiéramos sido. Porque humo es el aliento de nuestra nariz
y el
pensamiento, una chispa del latido de nuestro corazón;
3 al apagarse, el cuerpo se volverá ceniza y el espíritu se desvanecerá
como aire inconsistente.
4 Caerá con el tiempo nuestro nombre en el olvido, nadie se acordará
de nuestras obras; pasará nuestra vida como rastro de nube, se
disipará
como niebla acosada por los rayos del sol y por su calor vencida.