11 como pájaro que volando atraviesa el aire, y de su vuelo no se
encuentra vestigio alguno; con el golpe de sus remos azota el aire ligero, lo
corta con agudo silbido, se abre camino batiendo las alas y después, no se
descubre señal de su paso;
12 como flecha disparada al blanco; el aire hendido refluye al instante
sobre sí y no sabe el camino que la flecha siguió.
13 Lo mismo nosotros: apenas nacidos, dejamos de existir, y no
podemos mostrar vestigio alguno de virtud; nos gastamos en
nuestra
maldad.»
14 En efecto, la esperanza del impío es como brizna arrebatada por el
viento, como espuma ligera acosada por el huracán, se desvanece como el
humo con el viento; pasa como el recuerdo del huésped de un día.