...la Biblia de Jerusalén
Sabiduría 7, 1-12
1 Yo también soy un hombre mortal como todos, un descendiente del
primero que fue formado de la tierra. En el seno de una madre fui
hecho
carne;
2 durante diez meses fui modelado en su sangre, de una semilla de
hombre y del placer que acompaña al sueño.
3 Yo también, una vez nacido, aspiré el aire común, caí en la tierra
que a todos recibe por igual y mi primera voz fue la de todos: lloré.
4 Me crié entre pañales y cuidados.
5 Pues no hay rey que haya tenido otro comienzo de su existencia;
6 una es la entrada en la vida para todos y una misma la salida.
7 Por eso pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el
espíritu de Sabiduría.
8 Y la preferí a cetros y tronos y en nada tuve a la riqueza en
comparación de ella.
9 Ni a la piedra más preciosa la equiparé, porque todo el oro a su lado
es un puñado de arena y barro parece la plata en su presencia.
10 La amé más que la salud y la hermosura y preferí tenerla a ella
más que a la luz, porque la claridad que de ella nace no conoce noche.
11 Con ella me vinieron a la vez todos los bienes, y riquezas
incalculables en sus manos.
12 Y yo me regocijé con todos estos bienes porque la Sabiduría los
trae, aunque ignoraba que ella fuese su madre.