10 La amé más que la salud y la hermosura y preferí tenerla a ella
más que a la luz, porque la claridad que de ella nace no conoce noche.
11 Con ella me vinieron a la vez todos los bienes, y riquezas
incalculables en sus manos.
12 Y yo me regocijé con todos estos bienes porque la Sabiduría los
trae, aunque ignoraba que ella fuese su madre.
13 Con sencillez la aprendí y sin envidia la comunico; no me guardo
ocultas sus riquezas
14 porque es para los hombres un tesoro inagotable y los que lo
adquieren se granjean la amistad de Dios recomendados por los dones que
les trae la instrucción.
15 Concédame Dios hablar según él quiere y concebir pensamientos
dignos de sus dones, porque él es quien guía a la Sabiduría y quien dirige a
los sabios;
16 que nosotros y nuestras palabras en sus manos estamos con toda
nuestra prudencia y destreza en el obrar.
17 Fue él quien me concedió un conocimiento verdadero de los seres,
para conocer la estructura del mundo y la actividad de los elementos,
18 el principio, el fin y el medio de los tiempos, los cambios de los
solsticios y la sucesión de las estaciones,
19 los ciclos del año y la posición de las estrellas,
20 la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras, el poder
de los espíritus y los pensamientos de los hombres, las variedades
de las
plantas y las virtudes de las raíces.
21 Cuanto está oculto y cuanto se ve, todo lo conocí, porque el
artífice de todo, la Sabiduría, me lo enseñó.
22 Pues hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple,
sutil, ágil, perspicaz, inmaculado, claro, impasible, amante del bien, agudo,
23 incoercible, bienhechor, amigo del hombre, firme, seguro, sereno,
que todo lo puede, todo lo observa, penetra todos los
espíritus, los
inteligentes, los puros, los más sutiles.
24 Porque a todo movimiento supera en movilidad la Sabiduría, todo
lo atraviesa y penetra en virtud de su pureza.
25 Es un hálito del poder de Dios, una emanación pura de la gloria
del Omnipotente, por lo que nada manchado llega a alcanzarla.
26 Es un reflejo de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad
de Dios, una imagen de su bondad.
27 Aun siendo sola, lo puede todo; sin salir de sí misma, renueva el
universo; en todas las edades, entrando en las almas santas, forma en ellas
amigos de Dios y profetas,
28 porque Dios no ama sino a quien vive con la Sabiduría.
29 Es ella, en efecto, más bella que el sol, supera a todas las
constelaciones; comparada con la luz, sale vencedora,