15 «Guardaos de tocar a mis ungidos, ni mal alguno hagáis a mis
profetas.»
16 Llamó al hambre sobre aquel país, todo bastón de pan rompió;
17 delante de ellos envió a un hombre, José, vendido como esclavo.
18 Sus pies vejaron con grilletes, por su cuello pasaron las cadenas,
19 hasta que se cumplió su predicción, y le acreditó la palabra de
Yahveh.
20 El rey mandó a soltarle, el soberano de pueblos, a dejarle libre;
21 le erigió señor sobre su casa, y de toda su hacienda soberano,
22 para instruir a su gusto a sus magnates, y a sus ancianos hacer
sabios.
23 Entonces Israel entró en Egipto, Jacob residió en el país de Cam.
24 El aumentó a su pueblo en gran manera, le hizo más fuerte que sus
adversarios;
25 cambió el corazón de éstos para que odiasen a su pueblo y a sus
siervos pusieran asechanzas.
26 Luego envió a Moisés su servidor, y Aarón, su escogido,
27 que hicieron entre ellos sus señales anunciadas, prodigios en el país
de Cam.
28 Mandó tinieblas y tinieblas hubo, mas ellos desafiaron sus
palabras.
29 Trocó en sangre sus aguas y a sus peces dio muerte.
30 Pululó de ranas su país, hasta en las moradas de sus reyes;
31 mandó él, y vinieron los mosquitos, los cínifes por toda su
comarca.
32 Les dio por lluvia el granizo, llamas de fuego en su país;
33 hirió sus viñedos, sus higueras, y los árboles quebró de su comarca.
34 Dio la orden, y llegó la langosta, y el pulgón en número incontable;
35 comieron toda hierba en su país, comieron el fruto de su suelo.
36 E hirió en su país a todo primogénito, las primicias de todo su
vigor;
37 y a ellos los sacó con plata y oro, ni uno solo flaqueó de entre sus
tribus.
38 Egipto se alegró de su salida, pues era presa del terror.
39 El desplegó una nube por cubierta, y un fuego para alumbrar de
noche.