...la Biblia de Jerusalén
Salmo 107, 3-31
3 los que ha reunido de entre los países, de oriente y de poniente, del
norte y mediodía.
4 En el desierto erraban, por la estepa, no encontraban camino de
ciudad habitada;
5 hambrientos, y sedientos, desfallecía en ellos su alma.
6 Y hacia Yahveh gritaron en su apuro, y él los libró de sus angustias,
7 les condujo por camino recto, hasta llegar a ciudad habitada.
8 ¡Den gracias a Yahveh por su amor, por sus prodigios con los hijos
de Adán!
9 Porque él sació el alma anhelante, el alma hambrienta saturó de
bienes.
10 Habitantes de tiniebla y sombra, cautivos de la miseria y de los
hierros,
11 por haber sido rebeldes a las órdenes de Dios y haber despreciado
el consejo del Altísimo,
12 él sometió su corazón a la fatiga, sucumbían, y no había quien
socorriera.
13 Y hacia Yahveh gritaron en su apuro, y él los salvó de sus
angustias,
14 los sacó de la tiniebla y de la sombra, y rompió sus cadenas.
15 ¡Den gracias a Yahveh por su amor, por sus prodigios con los hijos
de Adán!
16 Pues las puertas de bronce quebrantó, y los barrotes de hierro hizo
pedazos.
17 Embotados de resultas de sus yerros, miserables a causa de sus
culpas,
18 todo manjar les daba náusea, tocaban ya a las puertas de la muerte.
19 Y hacia Yahveh gritaron en su apuro, y él los salvó de sus
angustias;
20 su palabra envió para sanarlos y arrancar sus vidas de la fosa.
21 ¡Den gracias a Yahveh por su amor, por sus prodigios con los hijos
de Adán!
22 Ofrezcan sacrificios de acción de gracias, y sus obras pregonen con
gritos de alegría.
23 Los que a la mar se hicieron en sus naves, llevando su negocio por
las muchas aguas,
24 vieron las obras de Yahveh, sus maravillas en el piélago.
25 Dijo, y suscitó un viento de borrasca, que entumeció las olas;
26 subiendo hasta los cielos, bajando hasta el abismo, bajo el peso del
mal su alma se hundía;
27 dando vuelcos, vacilando como un ebrio, tragada estaba toda su
pericia.
28 Y hacia Yahveh gritaron en su apuro, y él los sacó de sus
angustias;
29 a silencio redujo la borrasca, y las olas callaron.
30 Se alegraron de verlas amansarse, y él los llevó hasta el puerto
deseado.
31 ¡Den gracias a Yahveh por su amor, por sus prodigios con los hijos
de Adán!