35 Y él cambia el desierto en un estanque, y la árida tierra en
manantial.
36 Allí asienta a los hambrientos, y ellos fundan una ciudad habitada.
37 Y siembran campos, plantan viñas, que producen sus frutos de
cosecha.
38 El los bendice y crecen mucho y no deja que mengüen sus ganados.
39 Menguados estaban, y abatidos por la tenaza del mal y la aflicción.
40 El que vierte desprecio sobre príncipes, los hacía errar por caos sin
camino.
41 Mas él recobra de la miseria al pobre, aumenta como un rebaño las
familias;
42 los hombres rectos lo ven y se recrean, y toda iniquidad cierra su