...la Biblia de Jerusalén
Salmo 119, 109-112
109 Mi alma está en mis manos sin cesar, mas no olvido tu ley.
110 Me tienden un lazo los impíos, mas yo no me desvío de tus
ordenanzas.
111 Tus dictámenes son mi herencia por siempre, ellos son la alegría
de mi corazón.
112 Inclino mi corazón a practicar tus preceptos, recompensa por
siempre.