...la Biblia de Jerusalén
Salmo 119, 109-127
109 Mi alma está en mis manos sin cesar, mas no olvido tu ley.
110 Me tienden un lazo los impíos, mas yo no me desvío de tus
ordenanzas.
111 Tus dictámenes son mi herencia por siempre, ellos son la alegría
de mi corazón.
112 Inclino mi corazón a practicar tus preceptos, recompensa por
siempre.
113 = Sámek. = Aborrezco la doblez y amo tu ley.
114 Mi refugio y mi escudo eres tú, yo espero en tu palabra.
115 ¡Apartaos de mí, malvados, quiero guardar los mandamientos de
mi Dios!
116 Sosténme conforme a tu promesa, y viviré, no defraudes mi
esperanza.
117 Sé tú mi apoyo, y seré salvo, y sin cesar tendré a la vista
tus
preceptos.
118 Tú deshaces a todos los que se desvían de tus preceptos, mentira
es su astucia.
119 Tienes por escoria a todos los impíos de la tierra, por eso amo yo
tus dictámenes.
120 Por tu terror tiembla mi carne, de tus juicios tengo miedo.
121 = Ain. = Juicio y justicia he practicado, a mis opresores no me
entregues.
122 Sé fiador de tu siervo para el bien, no me opriman los soberbios.
123 En pos de tu salvación languidecen mis ojos, tras tu promesa de
justicia.
124 Según tu amor trata a tu siervo, enséñame tus preceptos.
125 Yo soy tu servidor, hazme entender, y aprenderé tus dictámenes.
126 Ya es hora de actuar, Yahveh, se ha violado tu ley.
127 Por eso amo yo tus mandamientos más que el oro, más que el oro
fino.