...la Biblia de Jerusalén
Salmo 119, 124-132
124 Según tu amor trata a tu siervo, enséñame tus preceptos.
125 Yo soy tu servidor, hazme entender, y aprenderé tus dictámenes.
126 Ya es hora de actuar, Yahveh, se ha violado tu ley.
127 Por eso amo yo tus mandamientos más que el oro, más que el oro
fino.
128 Por eso me guío por todas tus ordenanzas y odio toda senda de
mentira.
129 = Pe. = Maravillas son tus dictámenes, por eso mi alma los
guarda.
130 Al abrirse, tus palabras iluminan dando inteligencia a los
sencillos.
131 Abro mi boca franca, y hondo aspiro, que estoy ansioso de tus
mandamientos.
132 Vuélvete a mí y tenme piedad, como es justo para los que aman tu
nombre.