...la Biblia de Jerusalén
Salmo 18, 32-50
32 (33) El Dios que me ciñe de fuerza, y hace mi camino
irreprochable,
33 (34) que hace mis pies como de ciervas, y en las alturas me
sostiene en pie,
34 (35) el que mis manos para el combate adiestra y mis brazos para
tensar arco de bronce.
35 (36) Tú me das tu escudo salvador, (tu diestra me sostiene), tu
cuidado me exalta,
36 (37) mis pasos ensanchas ante mí, no se tuercen mis tobillos.
37 (38) Persigo a mis enemigos, les doy caza, no vuelvo hasta
haberlos acabado;
38 (39) los quebranto, no pueden levantarse, sucumben debajo de mis
pies.
39 (40) Para el combate de fuerza me ciñes, doblegas bajo mí a mis
agresores,
40 (41) a mis enemigos haces dar la espalda, extermino a los que me
odian.
41 (42) Claman, mas no hay salvador, a Yahveh, y no les responde.
42 (43) Los machaco como polvo al viento, como al barro de las
calles los piso.
43 (44) De las querellas de mi pueblo tú me libras, me pones a la
cabeza de las gentes; pueblos que no conocía me sirven;
44 (45) los hijos de extranjeros me adulan, son todo oídos, me
obedecen,
45 (46) los hijos de extranjeros desmayan, y dejan temblando sus
refugios.
46 (47) ¡Viva Yahveh, bendita sea mi roca, el Dios de mi salvación
sea ensalzado,
47 (48) el Dios que la venganza me concede y abate los pueblos a mis
plantas!
48 (49) Tú me libras de mis enemigos, me exaltas sobre mis
agresores, del hombre violento me salvas.
49 (50) Por eso he de alabarte entre los pueblos, a tu nombre, Yahveh,
salmodiaré.
50 (51) El hace grandes las victorias de su rey y muestra su amor a su
ungido, a David y a su linaje para siempre.