...la Biblia de Jerusalén
Salmo 22, 2-13
2 (3) Dios mío, de día clamo, y no respondes, también de noche, no
hay silencio para mí.
3 (4) ¡Mas tú eres el Santo, que moras en las laudes de Israel!
4 (5) En ti esperaron nuestros padres, esperaron y tú los liberaste;
5 (6) a ti clamaron, y salieron salvos, en ti esperaron, y nunca
quedaron confundidos.
6 (7) Y yo, gusano, que no hombre, vergüenza del vulgo, asco del
pueblo,
7 (8) todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios,
menean la cabeza:
8 (9) «Se confió a Yahveh, ¡pues que él le libre, que le salve, puesto
que le ama!»
9 (10) Sí, tú del vientre me sacaste, me diste confianza a los pechos
de mi madre;
10 (11) a ti fui entregado cuando salí del seno, desde el vientre de mi
madre eres tú mi Dios.
11 (12) ¡No andes lejos de mí, que la angustia está cerca, no hay para
mí socorro!
12 (13) Novillos innumerables me rodean, acósanme los toros de
Basán;
13 (14) ávidos abren contra mí sus fauces; leones que desgarran y
rugen.