...la Biblia de Jerusalén
Salmo 27, 8-13
8 Dice de ti mi corazón: «Busca su rostro.» Sí, Yahveh, tu rostro
busco:
9 No me ocultes tu rostro. No rechaces con cólera a tu siervo; tú eres
mi auxilio. No me abandones, no me dejes, Dios de mi salvación.
10 Si mi padre y mi madre me abandonan, Yahveh me acogerá.
11 Enséñame tu camino, Yahveh, guíame por senda llana, por causa
de los que me asechan;
12 no me entregues al ansia de mis adversarios, pues se han alzado
contra mí falsos testigos, que respiran violencia.
13 ¡Ay, si estuviera seguro de ver la bondad de Yahveh en la tierra de
los vivos!