1 (2) En ti, Yahveh, me cobijo, ¡oh, no sea confundido jamás!
¡Recóbrame por tu justicia, líbrame,
2 (3) tiende hacia mí tu oído, date prisa! Sé para mí una roca de
refugio, alcázar fuerte que me salve;
3 (4) pues mi roca eres tú, mi fortaleza, y, por tu nombre, me guías y
diriges.
4 (5) Sácame de la red que me han tendido, que tú eres mi refugio;
5 (6) en tus manos mi espíritu encomiendo, tú, Yahveh, me rescatas.
Dios de verdad,
6 (7) tú detestas a los que veneran vanos ídolos; mas yo en Yahveh
confío:
7 (8) ¡exulte yo y en tu amor me regocije! Tú que has visto mi
miseria, y has conocido las angustias de mi alma,
8 (9) no me has entregado en manos del enemigo, y has puesto mis
pies en campo abierto.
9 (10) Tenme piedad, Yahveh, que en angustias estoy. De tedio se
corroen mis ojos, mi alma, mis entrañas.
10 (11) Pues mi vida se consume en aflicción, y en suspiros mis años;
sucumbe mi vigor a la miseria, mis huesos se corroen.
11 (12) De todos mis opresores me he hecho el oprobio; asco soy de
mis vecinos, espanto de mis familiares. Los que me ven en la calle huyen
lejos de mí;
12 (13) dejado estoy de la memoria como un muerto, como un objeto
de desecho.