Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Salmo 32, 1-10

1 ¡Dichoso el que es perdonado de su culpa, y le queda cubierto su
pecado!

2 Dichoso el hombre a quien Yahveh no le cuenta el delito, y en cuyo
espíritu no hay fraude.

3 Cuando yo me callaba, se sumían mis huesos en mi rugir de cada

día,

4 mientras pesaba, día y noche, tu mano sobre mí; mi corazón se

alteraba como un campo en los ardores del estío. = Pausa. =

5 Mi pecado te reconocí, y no oculté mi culpa; dije: «Me confesaré a
Yahveh de mis rebeldías.» Y tú absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado.

= Pausa. =

6 Por eso te suplica todo el que te ama en la hora de la angustia. Y
aunque las muchas aguas se desborden, no le alcanzarán.

7 Tú eres un cobijo para mí, de la angustia me guardas, estás en torno
a mí para salvarme. = Pausa. =

8 Voy a instruirte, a mostrarte el camino a seguir; fijos en ti los ojos,
seré tu consejero.

9 No seas cual caballo o mulo sin sentido, rienda y freno hace falta
para domar su brío, si no, no se te acercan.

10 Copiosas son las penas del impío, al que confía en Yahveh el amor
le envuelve.