...la Biblia de Jerusalén
Salmo 35, 2-17
2 embraza el escudo y el pavés, y álzate en mi socorro;
3 blande la lanza y la pica contra mis perseguidores. Di a mi
alma:
«Yo soy tu salvación.»
4 ¡Confusión y vergüenza sobre aquellos que andan buscando mi vida!
¡Vuelvan atrás y queden confundidos los que mi mal maquinan!
5 ¡Sean lo mismo que la paja al viento, por el ángel de Yahveh
acosados;
6 sea su camino tiniebla y precipicio, perseguidos por el ángel de
Yahveh!
7 Pues sin causa me han tendido su red, han cavado una fosa para mí.
8 ¡Sobre cada uno de ellos caiga de improviso la ruina: le prenda la
red que había tendido, y en su fosa se hunda!
9 Y mi alma exultará en Yahveh, en su salvación se gozará.
10 Dirán todos mis huesos: Yahveh, ¿quién como tú, para librar al
débil del más fuerte, al pobre de su expoliador?
11 Testigos falsos se levantan, sobre lo que ignoro me interrogan;
12 me pagan mal por bien, ¡desolación para mi alma!
13 Yo, en cambio, cuando eran ellos los enfermos, vestido de sayal,
me humillaba con ayuno, y en mi interior repetía mi oración;
14 como por un amigo o un hermano iba y venía, como en duelo de
una madre, sombrío me encorvaba.
15 Ellos se ríen de mi caída, se reúnen, sí, se reúnen contra mí;
extranjeros, que yo no conozco, desgarran sin descanso;
16 si caigo, me rodean rechinando sus dientes contra mí.
17 ¿Cuánto tiempo, Señor, te quedarás mirando? Recobra mi alma de
sus garras, de los leones mi vida.