Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Salmo 39, 2-11

2 (3) Enmudecí, quedé en silencio y calma: mas al ver su dicha se
enconó mi tormento.

3 (4) Dentro de mí mi corazón se acaloraba, de mi queja prendió el
fuego, y mi lengua llegó a hablar:

4 (5) «Hazme saber, Yahveh, mi fin, y cuál es la medida de mis días,
para que sepa yo cuán frágil soy.

5 (6) «Oh sí, de unos palmos hiciste mis días, mi existencia cual nada
es ante ti; sólo un soplo, todo hombre que se yergue,

6 (7) nada más una sombra el humano que pasa, sólo un soplo las
riquezas que amontona, sin saber quién las recogerá.»

7 (8) Y ahora, Señor, ¿qué puedo yo esperar? En ti está mi esperanza.
8 (9) De todas mis rebeldías líbrame, no me hagas la irrisión del

insensato.

9 (10) Me callo ya, no abro la boca, pues eres tú el que actúas.


10 (11) Retira de mí tus golpes, bajo el azote de tu mano me anonado.
11 (12) Reprendiendo sus yerros tú corriges al hombre, cual polilla

corroes su anhelos. Un soplo sólo, todo hombre. = Pausa. «=