...la Biblia de Jerusalén
Salmo 39, 5-10
5 (6) «Oh sí, de unos palmos hiciste mis días, mi existencia cual nada
es ante ti; sólo un soplo, todo hombre que se yergue,
6 (7) nada más una sombra el humano que pasa, sólo un soplo las
riquezas que amontona, sin saber quién las recogerá.»
7 (8) Y ahora, Señor, ¿qué puedo yo esperar? En ti está mi esperanza.
8 (9) De todas mis rebeldías líbrame, no me hagas la irrisión del
insensato.
9 (10) Me callo ya, no abro la boca, pues eres tú el que actúas.
10 (11) Retira de mí tus golpes, bajo el azote de tu mano me anonado.